Llegado este momento,
los cuarenta,
sólo yo recuerdo toda mi vida.
Si acaso.
Siento cada una de las dudas,
anhelo los besos apenas insinuados,
las caricias furtivas que fueron,
o es que no fueron,
en mi memoria.
Pero cómo puedo contrastar el ansia,
los desengaños, las medias verdades
y las completas mentiras.
Las promesas esquivas
de los destinos que quizá no tomamos.
Si sólo yo recuerdo, apenas,
aquellas noches en vela,
las taquicardias,
el miedo a no llegar a la siguiente meta.
A nada.
Sólo yo quedo para contar el relato,
completar el discurso,
la partitura,
con los tonos y matices de mi vida
y sus heroicas patrañas.
Soy yo,
la única caricatura de mi mismo,
el que hace y deshace las anécdotas,
los mitos y los hitos,
para dejarme siempre del derecho,
con mi perfil filtrado.
Llegado este momento,
sólo anhelo a que me valideis,
todas y cada una de vosotras,
que es cierto,
que cuando nos abrimos las tripas,
erais vosotras las que estabais conmigo.
Yo: me quisiste? Recuerdas?
Tu: bonitos años fueron esos.
Yo: Pero inequívocamente, me quisiste?
Tu: hace tanto tiempo…
Pero que no pase, no, que el tiempo muera
y que sigan quemando las palabras,
el deseo, todas las ganas.
Que simplemente sean,
como yo las recuerdo,
desesperadamente.