Mi herencia

Es tu muerte una herencia espesa,
en la que no me reconozco.

Nos hemos repartido la vida que has tenido,
ya no es tuya,
y me han tocado tantos recuerdos
que me emborracho de duelo cada noche.

Las cosas lucen, saben, huelen,
escuecen distintas,
si no las comparto contigo,
y el miedo da mucho más miedo
extendiéndose desganadamente,
en un vacío que lo ocupa todo.

Tu ausencia es un rugido que rezuma
una nostalgia desolada,
una consistencia de chicle usado,
reblandecido por el roce y las pisadas.

Aunque a veces te atisbo rabioso
en las esquinas de mi existencia
pugnando por subsistir,
temeroso de que te desvanezcas
si olvido cada palabra y cada paso.

Y no encuentro en qué cajón
me dejaste el compás y el rumbo,
o ese sello de aprobación infinito,
sin cortapisas.

Estoy atrapado en una conversación interrumpida,
tu silencio me habla,
pero apenas basta para alimentar el rato.